La familia de esta vacunadora de la ESE Carmen Emilia Ospina, la considera como una heroína, que batalla día a día para inmunizar a la población de Neiva contra el virus que, luego de un año de pandemia, llena de esperanza a la comunidad, tras el inicio de vacunación.
Liliana Trujillo, fue la encargada de aplicar la primera dosis de la vacuna Sinovac a Delfina Olaya, una adulta de 103 años que se encuentra en el hogar ‘Sabiduría de mis abuelos’. Allí fue el escenario donde se vivió un hecho histórico en el marco de las jornadas de vacunación contra la COVID-19 en Neiva.
Marcando la historia
La auxiliar de enfermería y administradora de empresas, madre de dos pequeños niños y esposa, el 3 de marzo se colocó su traje azul de bioseguridad, y se dirigió a la labrar una nueva oportunidad de vida para los adultos mayores y para sus familias.
“Ninguna persona estaba preparada para esto, pues este virus nos cogió de sorpresa. Nadie se imaginaba una pandemia en la cual íbamos a perder el contacto físico con nuestros familiares y con las demás personas; incluso llegamos hasta al momento donde no podemos dar la mano. Entonces, la verdad, a mí nunca se me pasó por la mente integrar el equipo para aplicar la vacuna contra la COVID-19”, contó Liliana.
Cuando se bajó de la móvil en el que se transportada el equipo y las dosis de la vacuna Sinovac, lo primero que ella vio fue a los expectantes esperando el ‘pinchazo’ que iniciaría una jornada de vacunación, la cual era esperada por muchos meses y que marcaría un hito en la historia, al inmunizar a la población más vulnerable, los abuelos.
“Yo me presenté a doña Delfina, le dije: ‘¡Mucho gusto! Soy Liliana Trujillo, la vacunadora de la ESE Carmen Emilia Ospina, la encargada de vacunarla para inmunizarla contra la COVID-19’. Ella se veía muy tranquila, me miraba, y le expliqué junto a la enfermera que la acompañaba, todo el protocolo a seguir para su vacunación”, indicó la auxiliar de enfermería.
Ser la primera mujer encargada de vacunar a una adulta de más de un siglo de vida, enorgullece y le genera mucha alegría a su familia, quien la considera como una superheroína, que batalla día a día en jornadas maratónicas contra la COVID-19.
“Toda mi familia se siente orgullosa; mi esposo está feliz, él apenas vio las publicaciones me llamó y me dijo: ‘Amor, te felicito; ¡qué gran labor estás haciendo!, me siento muy orgulloso de que estés en este rol dando una esperanza al inmunizar a una abuelita, para que ella pueda volver a sentir esos besos y abrazos de la familia’”, detalló la vacunadora.
Más que experiencia, es generar confianza
Aunque Liliana ya tiene experiencia en vacunación, tuvo que ser entrenada arduamente por un equipo especializado de la ESE Carmen Emilia Ospina, para comenzar masivamente la aplicación de 538 dosis del antígeno. “Quiero mucho a la ESE porque fue donde me formé y he aprendido. Me gusta lo que hago. Este trabajo me lo disfruto; vacunación me gusta muchísimo”, dijo Liliana.
Además, recalcó que la vacunación no es solo ir y ‘pinchar’, “es una responsabilidad muy grande”, pues se debe conocer de manera previa el diagnóstico de la persona a la que se va a inmunizar.
Confianza en la vacuna
Liliana invitó a los neivanos a confiar en las vacunas, debido a que éstas les permitirán de nuevo compartir tranquilamente los momentos más felices con nuestros seres queridos. “Confiemos, porque vamos a tener otra esperanza para volver a reencontramos con nuestras familias”, puntualizó.
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